Edificio residencial para 20 viviendas con planta baja comercial y dos plantas de garaje en sótano. La parcela se ubica en un terreno plano junto a la Ría de Bilbao. Consecuencia de ello el nivel freático se encuentra a 2m de profundidad lo que condiciona la cimentación que alcanza 25m de profundidad y absorbe un 30% del presupuesto. El edificio se encuentra rodeado por tres calles.

Así, se ha diseñado una fachada que enfatiza la continuidad en las diferentes orientaciones. El diseño parte de un lienzo blanco de piedra sobre el que se realizan perforaciones que dotan de dinamismo a la fachada. Las perforaciones de color marrón son una sucesión de ventanas de madera, persianas, y tableros HPL ciegos o perforados en el caso de los tendederos.

En la calle de acceso al portal se genera un porche obligado por el planeamiento urbanístico. Este porche está interrumpido por el edificio contiguo que aún no se ha adaptado a la normativa. Sobre la pared que interrumpe el porche se ha generado un mural homenaje al taller de elaboración de redes que se ubicaba sobre la parcela antes de la construcción del edificio.

El acceso al portal está dividido en dos ambientes para generar una transición entre exterior e interior, uno de ellos usa los materiales del porche exterior y el otro los del resto de la escalera. Las viviendas se distribuyen alrededor de un amplio patio interior que a través de un cerramiento traslúcido inunda de luz natural la escalera.